El domingo por la mañana hubo mercadillo. Se reunieron muchos artesanos a exponer sus cositas y a que la gente las viera y se llevara alguna si iban a ser más felices.
Los anillos y las agujas estaban deseosas de la gente que pasara por allí les echara algún piropo, los pobres llevaban dias guardados en un armario y su ego iba a menos.
De repente apareció Rebeca, hacía mucho que no nos veíamos y estaba radiante y guapísima. Los anillos y las agujas se pusieron a saltar de alegría cuando la vieron, la esperaban desde hace mucho tiempo, creo que el verano pasado tuvo que trabajar y no los vio y Ana Erre les había hablado mucho de ella.
Miró las agujas, los collares, e incluso habló por la televisión diciendo lo bonito que le parecía todo. Las caraybolas estaban encantadas, era la inyección de alegría que todas necesitaban.
La caraybola más lista conquistó a Rebeca y se fueron juntas con toda la familia de Rebeca a tomar un aperitivo mañanero.
Hubo un anillo que saltó más arriba que los demás, cuando veía a otras personas se quedaba quietecito, para que nadie lo viera pero el domingo fue especial. Llevaba meses esperando a Rebeca y no le había dicho nada a nadie.
Nos llenó de alegría a todos, se le veía radiante y muy contento y Rebeca será más feliz con él.